Observen
el área productora en la R.A., con qué cultivos estudiados compite; en qué
áreas/provincias?
Por lo
tanto ¿Cuáles son sus exigencias
agroclimáticas?
Averigüen
porque motivos es un cultivo que se adapta a una zona tan extensa del
territorio
¿Cuál es
la situación de nuestra Pcia respecto al resto del país en cuanto a producción
sojera?
Lean y subrayen los
siguientes artículos:
CAMPAÑA 2011/12 | Nuevo desafío
Hay que mejorar los rindes en
la misma superficie
El ciclo agrícola se presenta con precios firmes;
crecería el área con maíz.
La soja, con buenas perspectivas.
Desde su desembarco en nuestros suelos la soja no ha parado de crecer. Cada
año más hectáreas se suman al cultivo. Pero la próxima campaña parece traer una
nueva perspectiva. El área se mantendría similar a la de 2010/2011 ante un año
climático neutro (con reversión de La Niña, como pronostican) y aunque los
precios hagan fuerza empujados por un consumo mundial creciente. A diferencia
de Brasil, que puede hacer crecer su área, la Argentina está frente al desafío
de aumentar la productividad en igual superficie.
“Estimamos que no va a crecer la soja de segunda, ante el freno en el área
triguera”, explicó Miguel Calvo, presidente de la Asociación de la Cadena de la
Soja Argentina (Acsoja). Según los datos que maneja la entidad, la superficie
de trigo ha sido similar a la del año pasado, por lo que la soja estaría entre
los 18,7 y los 19,2 millones de hectáreas en la campaña 2011/2012.
Desde una perspectiva sudamericana, Rodolfo Rossi, ex titular de Acsoja y
presidente del próximo congreso Mercosoja 2011, sostuvo que la creciente
demanda mundial va a impactar en una mayor superficie con más rendimiento de la
oleaginosa. “Existe un piso teórico de lo que puede valer la soja para que la
producción pueda seguir expandiéndose”, dijo Rossi. “Brasil es el país que más
se va a acomodar porque es el que más superficie disponible tiene, al igual que
Paraguay”, comentó. Y agregó que la misión Argentina “será aumentar más los
rendimientos unitarios. Si bien está en una posición privilegiada, hay
muchísimo para hacer en tecnología”.
Para Rossi, en la zona central hay muchos productores que apostarán al
maíz, cultivo que en su opinión podría crecer un millón de hectáreas. Este
potencial incremento del área acompañado de un mejor precio del cereal será lo
que tal vez reduzca la superficie sojera, “pero la oleaginosa todavía está muy
competitiva en un 30/40% de la superficie, en regiones como la Mesopotamia, el
centro del país y el Norte”, dijo.
Con este panorama, Rossi apuntó que la meta será producir más haciendo
eficiente la tecnología en menor superficie. “Y esto es genética, uso de
agroquímicos, manejo, mayor uso de fertilizantes”, concluyó.
Calvo advirtió que, si bien no hay peligros concretos, es necesario estar
atentos a los riesgos económicos de Europa y las dificultades de los Estados
Unidos. “Esto hace que se prendan también luces amarillas”, indicó. El titular
de la cadena sojera explicó que, en los últimos años, las commodities en
general y el aceite de soja en particular han recibido fondos cuando los
inversores mundiales buscaban asegurar parte de su valor en monedas que no
corrieran con devaluaciones o inflaciones. “Dada la demanda, no creo que esto
se revierta. La soja va a seguir teniendo valores importantes”, señaló.
“Los avances en biotecnología tienden a definir factores como tolerancias a
estrés térmico, hídrico, a salinidad. Creemos que en un futuro no tan lejano va
a estar la posibilidad de expandir notablemente la frontera agrícola hacia
áreas en las cuales resulta muy difícil entrar”, apuntó Calvo.
En materia de biocombustibles, la Argentina está en un sitio preferencial.
Es el primer exportador mundial de biodiésel. “Hay una oportunidad excelente
para el país. El mundo va hacia la producción de esas energías”, dice Calvo.
Supersoja: el precio del cultivo
resiste la tormenta, en un mercado en el que casi todas las commodities pierden
La solidez de la economía
china, principal demandante, sostiene la cotización de la oleaginosa, que esta
semana cerró en 523 dólares la tonelada; en el mediano plazo, no obstante, los
fundamentos también están a su favor; gran parte de la suerte del crecimiento
argentino está en juego
La soja es una suerte de una niña prodigio,
que crece cuando el tiempo le es adverso, sin necesidad de grandes lujos ni de
cuidados delicados. Y, como tal, suma logros que sorprenden a expertos y a
legos. Esto sucedió en estos días, cuando mientras el mundo sufría por la
amenaza de una nueva recesión -o de una desaceleración lo suficientemente
fuerte para provocar el derrumbe del precio del petróleo y de los principales
activos financieros- la soja resistió: se operaba hacia finales de esta semana
en torno a los US$ 523 la tonelada, después de acumular una suba de casi el 11%
en agosto.
Como
quien aprende de la experiencia, la soja pareciera incluso estar rompiendo con
la lógica incorporada en 2008, año en que después de tocar su máximo histórico
de 611 dólares, se desplomó, en línea con el resto de las commodities , que por entonces tampoco
tuvieron tregua frente la crisis que se desató tras la caída de Lehman
Brothers.
"La
soja está soportando los embates de una manera rara", admite Ricardo
Negri, responsable de Investigación y Desarrollo de Aacrea, asociación de
empresarios agropecuarios. "Nosotros esperábamos que ajustara, pero en la práctica
no se está dando: no sólo subió mientras el petróleo cayó [14% en el último
mes], sino también mientras cayeron las otras soft
commodities. "
El
precio de la soja se movía usualmente en la misma dirección que el precio del
petróleo. Pues el crudo forma parte de los costos de toda cosecha, ya que se
incorpora en fletes y es un componente clave de los agroquímicos. Además, como
combustible, compite de forma directa con la soja, ya que de sus derivados se
produce el biodiesel.
Según
José Echagüe, director de Quantum Finanzas, existen fundamentos para que esta
vez la soja se desacople del crudo. Por un lado, explica, la soja no está cara
en términos históricos con respecto al barril de petróleo, sino que se ubica en
torno a los valores promedio de los últimos 10 años. Por el otro, existe un
tema de demanda: mientras que Estados Unidos, hoy en proceso de desaceleración,
es responsable de gran parte de la demanda de crudo; China, que mantendría en
2011 un crecimiento de 8,9%, de acuerdo con las proyecciones de Deutsche Bank,
es responsable de cerca de 50% de la demanda de soja.
"Cuando
fue la crisis de 2008, se temía que junto con el mundo desarrollado todos los
emergentes se desplomaran y, por eso, los precios de las materias primas
cayeron, incluyendo la soja. Pero eso no sucedió. Así es que ahora se puede
pensar que Estados Unidos frene y el resto del mundo no", explica Echagüe.
Existe
la percepción generalizada de que la demanda de soja seguirá firme, siempre,
claro, que China no muestre señales de agotamiento. Después de todo es un
jugador no menor: compra 50% de la soja que exportan Estados Unidos, Brasil y
la Argentina, los tres mayores productores del mundo.
Mientras,
la oferta no está del todo garantizada. Factores climáticos en Estados Unidos
-el principal productor mundial de porotos de soja, con unas 72 millones de
toneladas al año- amenazan con acotarla. En América latina el período de
siembra apenas comienza, con lo cual si bien las perspectivas son buenas,
tampoco está claro que la producción cumpla con las expectativas. Según datos
de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura
(FAO, según las siglas en inglés), Brasil y la Argentina producen 57,8 y 49
millones de toneladas de porotos de soja al año, respectivamente, por lo que
suman casi el 50% de la producción mundial. La teoría dice que, ante una
demanda firme y una oferta que podría reducirse, los precios subirán.
A
diferencia de lo que pasó en la crisis de 2009, los expertos coinciden en que,
esta vez, la demanda de soja también es más genuina, y no está tan apalancada
por la especulación financiera. Después de la burbuja de las hipotecas subprime , muchas regulaciones acotaron la
actividad de los inversores en los mercados de derivados y futuros de commodities . Por eso, para Gustavo
Grobocopatel, presidente de Los Grobo, "lo que muestra esta reacción de la
soja es que la componente especulativa en el precio de los alimentos es menor
de lo esperado".
UN CAMINO SIN OBSTÁCULOS
Para
completar el combo en favor de la oleaginosa estrella, están el dólar débil y
las bajísimas tasas de interés, que el mundo desarrollado fomenta con la
esperanza de poder usar dinero barato para reanimar la economía. En rigor, como
las commodities están denominadas en dólares, si
este se debilita, las materias primas valen más billetes.
"Para
los próximos dos años no se espera una baja de la soja", arriesga el
economista Francisco Gismondi. "Hay varios motivos: no se prevé una suba
de tasas de interés en el mundo hasta dentro de dos años; otro, es que hay
sustentos a mediano plazo para que la demanda real de la oleaginosa no caiga,
que están dados por la mejora en la alimentación en los países emergentes y por
la mayor demanda de soja para biocombustibles".
BONANZA EMERGENTE
La
bonanza de las economías emergentes permite que más y más personas dejen de
comer cereales para empezar a alimentarse con una dieta considerada más
sofisticada, con más carne, lácteos, frutas y verduras. La harina de soja queda
bien posicionada en este esquema, dado que se demanda en el mundo como forraje
para animales. Según la FAO, por cada ración de carne vacuna, se requieren casi
seis raciones de grano, mientras que por cada una de cerdo, tres de granos.
En
el mundo existe, en paralelo, una mayor concientización del daño que generan
los combustibles fósiles -como el petróleo- en el ecosistema, por lo que
también desde hace cuatro décadas (desde la crisis del petróleo en los años 70)
que la demanda de alimentos para la generación de energía no deja de crecer.
Según datos del Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA, por las
siglas en inglés), el consumo mundial de porotos de soja para uso industrial
creció 854% en el período. Y prácticamente todos los países -incluida la
Argentina- tienen fijadas metas en los próximos 10 años, para ir aumentando la
participación de los biocombustibles en de la mezcla de las naftas.
Se
cree que la tecnología ayudará, no obstante, a incrementar el potencial de los
países productores, pero según dice Gismondi, hasta ahora la mejora no alcanzó
para cubrir el aumento de la demanda. "No veo que la soja suba tanto como
hasta ahora, pero si no se desacelera China o suben las tasas de interés, no se
ven riesgos a mediano plazo para los precios del cultivo -sentencia-. Igualmente,
es importante que no haya cambios en las regulaciones; otro factor que podría
provocar una baja de los precios."
En
el país, el precio de la soja merece tanta atención como el precio del dólar.
Aunque desde el gobierno de Cristina Kirchner se empeñan en demostrar que el
viento de cola y precio del "yuyo", no son razones del éxito del
modelo económico, los números muestran que el dinero que genera el complejo
sojero (que incluye los porotos y sus versiones procesadas: de aceite y harina ) juega
una parte importante.
La
soja es el cultivo más importante del país: concentra el 64,2% del área
sembrada en el país.
Con
retenciones de 35%, el Gobierno recauda gracias a la oleaginosa cerca de $
25.000 millones al año. Esto es que más de la mitad de los derechos de
exportación que cobra el estado nacional los aporta la oleaginosa. Según datos
del Banco Ciudad, en 2010, estos sumaron en las arcas del Tesoro $ 45.000
millones en 2010, lo que equivale un 3,2% del producto bruto interno (PBI)
argentino.
También
la balanza comercial se mantiene superavitaria, gracias a los millones de
dólares que ingresan al año por las exportaciones del cultivo y sus procesados.
Sin ir más lejos, en 2010, las exportaciones del complejo sojero sumaron US$
17.298 millones (lo que equivale al 25,4% de todas las exportaciones
argentinas). Gran parte de estos dólares excedentes del comercio exterior son
los que se sirvieron hasta el año pasado para engrosar las reservas del Banco
Central, y que por estos días se utilizan para sostener el precio del dólar.
"Gracias
al efecto de la soja hemos tenido ingresos fiscales y de dólares que dieron
estabilidad al sistema y lo alejaron de otras crisis", opina Eduardo
Fracchia, director del área de Economía del IAE. "En otros períodos, ante
un cimbronazo, la falta de dólares hubiera generado una crisis, porque la gente
corre contra reservas del Banco Central y genera una devaluación, lo que afecta
el crecimiento económico. Hoy nadie apuesta que el dólar se vaya a siete pesos,
porque hay reservas para contener cualquier corrida".
Para
Fracchia, otra sería la historia si la soja cayera hasta cotizarse en torno a
los US$ 350 la tonelada. "Sería un número más molesto y el Gobierno se
vería obligado a buscar otras fuentes de financiamiento", alerta. Gismondi,
por su parte, dice que el superávit comercial pasaría de US$ 11.600 millones a
cerca de US$ 2000, si el precio del cultivo cayera a la mitad. Y al aporte
directo del yuyo a la economía, también debe sumársele los efectos indirectos
que tiene sobre las distintas actividades, muchas de la cuales hoy viven un
momento de esplendor gracias a los dólares excedentes del agro (ver aparte).
Según
Marcos Rodríguez, intendente de Inriville, una localidad en Córdoba, estos
precios permiten que la economía en general viva del sector agropecuario.
"Indirectamente -asevera Rodríguez, que además gerencia de una empresa que
alquila campos y cultiva 40.000 hectáreas-, la soja colabora en la
construcción, la industria automotriz y los servicios".
Para
los productores, sin embargo, una caída de los precios a la mitad sería
preocupante, porque el aumento de los costos producto de la inflación también
está reduciendo paulatinamente sus márgenes. Según ilustra Rodríguez, con una
soja de 180 dólares (descontadas las retenciones), los productores solían tener
un margen de entre 120 y 130 dólares; hoy, dice, con una soja de US$ 330, el
margen no supera los 60 dólares.
Así,
la Argentina, casi más que ningún otro de los países emergentes, está al tanto
hoy de que la niña prodigio de las commodities le siga yendo bien. Por ahora,
todas las condiciones parecen estar de su lado. Sin embargo, en un mundo que se
caracteriza por la volatilidad, no hay lugar para las certezas.
EL
PESO DEL YUYO
·
64,2%
Es la proporción de áreas sembradas que en la Argentina se destinan al cultivo de la soja. En 2011, según datos del Banco Ciudad, la producción de soja sumaría las 49,6 millones de toneladas. El país es el tercer productor más importante del mundo, después de Estados Unidos y Brasil. Su principal comprador es China.
Es la proporción de áreas sembradas que en la Argentina se destinan al cultivo de la soja. En 2011, según datos del Banco Ciudad, la producción de soja sumaría las 49,6 millones de toneladas. El país es el tercer productor más importante del mundo, después de Estados Unidos y Brasil. Su principal comprador es China.
Que información
destaca ambos artículos, porqué es tan importante para nuestro país este
cultivo?
Confecciona un
glosario con aquellos términos que no te son conocidos, referentes a la soja
Se habla de este
cultivo como un producto transgénico; que quiere decir este concepto?
Si bien como has
leído los rindes económicos son notables para la balanza comercial del país,
¿quiénes se oponen a la soja y porqué? ¿Qué significa que el país ha ingresado
a un proceso de sojización en su territorio?
En el blog encontrarán un hipervínculo para ver el documental “Hambre de soja”
Luego de verlo y leer esta información elabora una conclusión sobre este cultivo, tomando una postura respecto del mismo. Puedes consultar otras páginas de internet para ampliar la información. No te olvides de agregarlas como bibliografía